MANIFIESTO DEL INSTITUTO ARTIGUISTA DE SANTA FE

• MANIFIESTO DEL INSTITUTO ARTIGUISTA DE SANTA FE
“... los pueblos son libres de decidir su suerte;
y mi deseo todo, decidido a respetar su suprema resolución”
Gral. José Gervasio Artigas

En vísperas de conmemorarse el Bicentenario de la Gesta Artiguista, un grupo de ciudadanos del litoral santafesino hemos decidido constituir el INSTITUTO ARTIGUISTA DE SANTA FE (INSTITUTO DE ESTUDIOS FEDERALES Y DE INTEGRACIÓN ARGENTINO-URUGUAYA “GENERAL JOSÉ GERVASIO ARTIGAS”).
Entre otros de los objetivos nos proponemos fomentar y difundir el estudio de la vida, la obra y el ideario del General José Gervasio Artigas.
Es que la figura de este patriota oriental no solamente es vital para entender el derrotero de los iniciales años de nuestra primigenia revolución, sino que en su pensamiento y acción se encuentran resumidos los valores mas trascendentes por los que lucharon nuestras primeras generaciones independentistas y que aún hoy reclaman plena vigencia y concreción.
Mas allá de recetas elaboradas en salones intelectuales, su proceder y objetivos, marcaron con claridad las urgentes tareas iniciales de una revolución en pañales.
Su planteo libertario reclamaba, indefectiblemente, la independencia de estas provincias del poder español. Un poder español derruído y decadente, sumido en un atraso de siglos, producto de la abundancia que le había proveído el saqueo de sus dominios hispanoamericanos.
El inclaudicable espíritu confederativo y republicano que lo animaba, interpretaba las necesidades impostergables de los pueblos del interior, que reclamaban el reconocimiento de sus legítimos fueros a la par de la necesaria convivencia con los grandes puertos rioplatenses de Buenos Aires y Montevideo.
La exigencia de una organización nacional concretada a través de estadios sucesivos de articulación social y regional marcan un original modelo de representación política, que pocos demócratas lograron entender cabalmente.
Su respeto irrestricto por la soberanía popular y el “gobierno inmediato” de “las gentes” nos hablan de una democracia directa que no encuentra parangón por estas latitudes y que presupone el ejercicio del poder a través del consenso de las mayoría participando en asambleas plenarias.
El planteo de sucesivas articulaciones en un segundo y tercer nivel asambleario (provincias compuestas de pueblos libres con su terminal integración en el sistema confederacional) señalan el intento artiguista de conciliar el legado de participación directa, cabildeano, o comarcano, con el de una república democrática, igualitaria e independiente.
Este modelo de representación política (que reclamaba se debía expresar en un texto constitucional, todo un avance para la época), tenía una fuerte inserción en las tradiciones, creencias y culturas populares y entendía como imprescindible, la integración de las capas étnicas y sociales marginadas. Esta pretensión, aún hoy, se demuestra como una tarea pendiente en la que estamos embarcados los habitantes de estos países latinoamericanos.
El respeto por la libertad civil y religiosa (uno de los postulados que surgió del Congreso de 1812) señala a las claras su compenetración con los ideales que la Revolución Francesa habían esparcido por todo el mundo.
Por otra parte, el sentido altamente proteccionista de los frutos y productos del país que se expresara en el Reglamento Provisional de derechos aduaneros (1815), señalan a las claras la concepción proclive al desarrollo industrial que se estaba pergeñando ya en los sectores patriotas vinculados a un proyecto nacional.
Cierto es que estos postulados le valieron a don José Gervasio Artigas la drástica oposición del patriciado de las ciudades puertos que con su racionalismo ilustrado y mercantil pretendían instalar en estos territorios las imágenes que los deslumbraban de la Europa decimonónica.
Ello implicaba necesariamente la exclusión del cuerpo político de la Nación de los sectores marginados por ‘iletrados’. Justamente quienes le daban presencia política y a los que representaba nuestro caudillo. De allí que este enfrentamiento haya sido irreconciliable y fuera el que, en definitiva, lo llevara al ostracismo.
Párrafo especial merece su pretensión de expropiar las tierras sin laboreo o que perteneciera a los enemigos de la revolución o malos americanos, para repartirlos entre los negros libres, los zambos, los indios, los criollos pobres y todos aquellos que puedan trabajarlas.
En este solo artículo estaban condensados el grito de Mayo y el espíritu libertario de aquella Revolución: justicia, igualdad, acceso a la tierra y a los medios de vida. Y por si fuera poco, esa verdadera perla del lenguaje y de la filosofía reivindicatoria: “con prevención que los más infelices serán los más privilegiados” (según rezaba el Reglamento para el fomento de la campaña de 1815).
Su derrota dejó inconclusa la gran tarea que se avecinaba cual era la de darle carnadura y entidad a sus postulados sobre el reparto y producción de la tierra. Ello, con seguridad, habría permitido el desarrollo de una burguesía agraria que hubiese generado una enorme renta diferencial, que conforme sus postulados proteccionistas e industrialistas, sería puesta al servicio de un incipiente desarrollo industrial.
José Artigas murió en el Paraguay un 23 de septiembre de 1850. “Argentino de la Banda Oriental” -como dejó escrito en su testamento-, no renunció jamás al sueño de la Patria Grande, el sueño de un continente verde y tumultuoso en donde los ríos unan a los pueblos, en lugar de dividirlos.
Hoy, cuando nuevos vientos emancipadores recorren con generosidad la geografía latinoamericana, los postulados enarbolados por Artigas adquieren renovada vigencia y nos comprometen a su propagación y puesta en perspectiva.
Hasta el día de su muerte (y murió a los 86) mantuvo la costumbre de inclinarse sobre la tierra, levantar con sus manos los terrones y depositar confiado las semillas. Vaya metáfora.
De esas semillas somos parte.
Santa Fe, Noviembre de 2010

viernes, 17 de febrero de 2012

JOSE GERVASIO ARTIGAS Y SANTA FE DE LA VERA CRUZ


JOSÉ GERVASIO ARTIGAS Y SANTA FE DE LA VERA CRUZ
O algunas de las razones por las que Artigas es un caudillo de ambas orillas del Río de la Plata[1]
         Aquel viajero que displicentemente esté paseando por la costanera santafesina, a la vera de la bella Laguna Setubal o Guadalupe, podrá sorprenderse al ver que la misma se inicia con una estatua ecuestre de quien fuera el máximo héroe santafesino, el Brigadier Estanislao López (1786/1838), quien con el gesto adusto y la mano firme, indica que los ejércitos “porteños” (del puerto de Buenos Aires) que pretendían invadir la naciente provincia de Santa Fe, no pasarían.
         Este caudillo federal, a quien se lo indica como el “Patriarca de la federación”, es quien entre 1818 y su muerte gobernaría el territorio santafesino y permitiría su afianzamiento en el concierto de las restantes provincias argentinas, pues hasta allí había sido un mero ente administrativo dependiente de Buenos Aires. Ferviente defensor del federalismo, haría sancionar en 1819 el primer digesto constitucional de una provincia argentina.
         Si el paseante prosigue su marcha, al llegar al final de la costanera santafesina (equivalente al Malecón de La Habana), advertirá que se yergue, magnífica, una imponente estatua de José Gervasio Artigas.
         Cabe entonces que el inquieto viajero se pregunte el porqué de la presencia de esta imagen que recuerda al héroe, al que, seguramente, asigna “nacionalidad” uruguaya. Evidentemente él ha leído una historia que sacralizó las divisiones territoriales y convirtió lo que antes eran provincias integrantes de un solo cuerpo político e histórico, en “naciones” independientes.
         El acendrado patriotismo rioplatense del caudillo, al decir de Roberto Ferrero, haría que su compromiso con la independencia de la Patria Grande fuera siempre incondicional.
Lo caracterizaba una visión geopolítica que no se limitaba a su “patria chica”: las regiones bañadas por los ríos Paraná y Uruguay, que comprendía a las litoraleñas provincias argentinas de Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, y la mediterránea Córdoba y a la propia Banda Oriental del Uruguay. Estas integrarían la LIGA DE LOS PUEBLOS LIBRES, del cual Dn. José Gervasio Artigas sería “El Protector”. Su mirada libertaria abarcaba también a todos los territorios que habían constituido el Virreynato del Río de la Plata, aún en sus regiones más lejanas como las provincias altoperuanas.
De allí que pretender asignar a Artigas el carácter de Fundador o gestor de la Independencia Uruguaya o del Estado Oriental, es el producto de una historiografía liberal y balcanizante. Podríamos afirmar que la República Uruguaya es el fracaso de Artigas y el triunfo de una corriente política consonante con los intereses de las potencias dominantes de la primera mitad del Siglo XIX.
Santa Fe y la revolución de mayo de 1810
Al producirse la Revolución de Mayo Santa Fe era una dependencia de la Intendencia de Buenos Aires y su Teniente de Gobernador era nombrado por Buenos Aires. Acaecido el evento revolucionario el cabildo santafesino adhiere inmediatamente a él, y propone la nominación de un nativo de estas tierras para el cargo (Don Francisco Antonio Candioti, uno de los principales vecinos del lugar, acaudalado estanciero y hombre de probada vinculación con el terruño al que se lo denominaba “El príncipe de los gauchos”). Tal propuesta es desoída y se siguen designando Gobernadores extraños al territorio santafesino.
En 1813 llega como comandante general de armas el coronel don Eduardo Holmberg -para algunos Holemberg- (hombre vanidoso y altanero que se inmiscuía en las deliberaciones del propio Cabildo santafesino), quien siguiendo instrucciones de Buenos Aires se dispone a enfrentar a Artigas, opuesto ya al centralismo porteño.
         Luego de ser derrotado el coronel Holmberg en la batalla de El Espinillo (primera batalla de lo que sería el largo enfrentamiento entre Unitarios y Federales en la historia argentina) por las tropas de Artigas al mando de Eusebio Hereñú, dos santafesinos, el dominico fray Mariano Amaro y don Francisco Antonio Candioti, son enviados por el Director Supremo (máxima autoridad patriota del antiguo virreynato), Gervasio Posadas, en calidad de mediadores ante Artigas con quien se entrevistan en Belén, en la costa oriental del río Uruguay. Artigas les propone que se derogue el decreto infamante contra su persona dictado por Posadas y que no se moleste a los pueblos de Entre Ríos, Corrientes y la Banda Oriental, proclamados independientes bajo la protección del jefe de los orientales. Los delegados acuerdan sobre estas bases  y firman un convenio ad-referendum de las autoridades del Directorio, quien se negó a ratificarlo.
         Artigas y Santa Fe
         Los mediadores y todo el pueblo santafesino toman parte por el caudillo y sus propuestas por cuanto veían una solución al estado insostenible que atravesaban, al tiempo que se posibilitaba la instalación de un gobierno propio, autónomo y al mismo tiempo solidario con la causa nacional.
         Como explica el historiador santafesino José Luis Busaniche: “En esta situación angustiosa se encontraba Santa Fe, cuando se dejó sentir en estas márgenes del Paraná, el clamor que anunciaba los triunfos de Artigas contra los ejércitos del Directorio enviados para someterlo, el sistema de confederación que propugnaba y la protección que ofrecía a los pueblos que se acogían a su bandera, la misma bandera azul y blanca de Belgrano cruzada en diagonal por la franja roja del federalismo”. (Busaniche, José Luis. “Santa Fe y el Uruguay”. UNL. Santa Fe. 1981)
         Se sostiene que fue Francisco Antonio Candioti (amigo personal de Artigas) quien solicitó su ayuda para deponer al gobernador porteño Eustaquio Díaz Vélez y designar un gobernador por elección popular.
         Lo concreto es que en Marzo de 1815 llegan las primeras tropas Artiguistas al mando del hermano del caudillo: Manuel y del entrerriano Eusebio Hereñú. Los santafesinos se insurreccionan el 24 de Marzo y Díaz Vélez se retira a Buenos Aires sin ofrecer resistencia.
         El 2 de Abril el Cabildo nombra gobernador a Candioti y por primera vez flamea la bandera tricolor del federalismo artiguista en la ciudad de Santa Fe.
         El 13 de Abril de 1815 Artigas atraviesa el Paraná y entra en la ciudad de Santa Fe. Sobre el particular apunta José Luis Busaniche: “El 26 de Abril de 1815, convocado el pueblo a elecciones en las casas de la Aduana, ratificó el nombramiento del Cabildo y quedó consagrado por elección popular el nuevo gobernador. La actitud de Artigas, ante este acontecimiento que se reviste de todas las posibles normas legales, confirma sus primeras declaraciones de prescindencia en la acción de los primeros gobiernos locales, y apenas producida la elección de Candioti, el caudillo se retira con sus tropas a la banda oriental del Paraná.”  (Busaniche, José Luis. “Santa Fe y el Uruguay”. UNL. Santa Fe. 1981).
         Este hecho marcará un momento decisivo en la historia del federalismo rioplatense, particularmente el referenciado en el litoral, ya que a su influjo luego se producirían levantamientos de las propias tropas que envía Buenos Aires para sojuzgar a los pueblos del interior y a Artigas, los que fueran apoyados por Rondeau en el Norte del país y por San Martín en Mendoza.
         Luego, cuando en 1815 se realice el Congreso de Oriente o de Arroyo de la China, invitada por el Protector de los Pueblos Libres, Santa Fe designará a Pedro Aldao y Pascual Diez de Andino como delegados al mismo, aunque habrá de concurrir solamente éste último por la dificultades económicas que atravesaba la provincia.
         Conclusiones
         Como vemos, fue de altísima gravitación la presencia y actuación de Artigas en los orígenes de la historia de Santa Fe como provincia federal autónoma. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que los santafesinos debemos a las ideas y la acción de Don José Gervasio, nuestra existencia como provincia en lo que hoy es esta parte de la Patria Grande que se llama Argentina.
         Y si, como diría el historiador Jorge Abelardo Ramos, “Somos un país porque no logramos constituir una Nación; fuimos argentinos porque fracasamos en ser Latinoamericanos”, el ideario de Artigas nos habrá de conducir a conformar esta gran Nación Latinoamericana de la cual formamos todos parte inescindible. Este es el mandato que nos viene desde el fondo de nuestra historia y que encuentra en el caudillo oriental uno de sus mas encumbrados propulsores.
                                                                           Dr. Julio César Rondina
                                                                  Presidente del Instituto Artiguista de
                                                                                     Santa Fe


[1]    Artículo escrito para el Boletín de la Cátedra Artigas de la Universidad de La Habana

5 comentarios:

  1. Probablemente la duda que voy a exponer sea muy puntillosa de mi parte; pero, no puedo dejar de hacerlo. Jamás vi que nuestro General usase el Gervasio, entonces ¿por qué motivo lo hacemos y cada vez con mayor frecuerncia?

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    1. Coincidimos con vos en la falta de antecedentes del uso de su segundo nombre. Tal vez al no haber otro Gervasio en la Historia Latimoamericana, se lo comenzó a utilizar como para reafirmar la grandeza del General, Saludos y gracias por participar.

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  2. Como oriental, me siento altamente reconfortado por las atinadas y ciertas palabras del Dr. Julio César Rondina. Nada más cierto ,que en los albores de la incipiente R.O.U uno de sus hijos concurrió al Paraguay personalmente para tratar de convencer al Protector de los Pueblos Libres ,para que éste regresara a su erruño ,negándose el mismo rotundamente ,ya que entre la cruel lucha fratricida y el modelo republicano no se alineaban para nada con su ideario federalista. Hay muchas cosas que los libros jamás contarán sobre las causas que llevaron a la separación de las Provincias Unidas, pero que no quepa duda alguna que los modelitos de sistemas de gobierno, los corrimientos a conveniencia de las fronteras y la pérdida de la identidad ,fue fraguado por algunos personajes muy oscuros de esa época ,cuyos intereses no eran ,ni tampoco respondían a fin altruista alguno ,ni menos patriótico.

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    1. Nos sentimos reconfortados por su participación, El anhelo de Patria Grande que soñaba Artigas, pareciera vislumbrarse en los albores de este siglo XXI, y a ello apostamos como seguidores del ideario Artiguista, Particularmente estamos empeñados en resaltar la unidad rioplatense conque nos alumbró la historia.

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  3. Como me pueden explicar que el 23 de febrero de 1820, Sarratea, Lopez y Ramirez, desconociendo por segunda vez la autoridad del General Jose Gervasio Artigas, firman el Tratado del Pilar, clara traicion .
    Luego la lucha fraticida entre Lopez y Ramirez, siendo este ultimo muerto, Lopez hizo pasear la cabeza de Ramirez empalada como un signo de vitoria.
    Disculpen si hay otra version de los hechos, si es asi deseo saberlo porque me entristece tantas contradicciones.

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