MANIFIESTO ARTIGUISTA
DE SAN CARLOS
Municipio de San Carlos, Maldonado,
Republica Oriental del Uruguay,
3 de agosto de 2012
En la ciudad de San Carlos, donde
naciera el Doctor Joaquín Campana el 24 de mayo de 1773, quien fuera
posteriormente Secretario de la Junta Grande de Buenos Aires y Senador de la
República Oriental del Uruguay, uruguayos y argentinos venimos a manifestar el
reconocimiento a su gran aporte a la lucha por la libertad y la independencia,
y a José Gervasio Artigas y su ideario.
José Artigas, considerado
históricamente el padre de la Orientalidad, hizo un extraordinario e
inigualable aporte al proceso de la ruptura colonial “con España y todo poder
extranjero”, como declaró el Congreso de Oriente el 29 de junio de 1815. Fue
uno de los primeros en propender a la independencia y a la organización
política federal de estas tierras, como pocos lo hicieron entonces.
El pensamiento de Artigas, nacido de
las propias entrañas de la realidad que lo circundaba, lejos estaba de ser
tributario de eruditos cuerpos de ideas universales, fue antagónico a cualquier
monarquía o ideología ajena. En él todo es propio, rica construcción fáctica,
hija de esa única verdad que es la realidad. Sin embargo – o seguramente por
eso - los gobernantes del puerto de Buenos Aires, que se habían apropiado del
término civilización, calificaban a Artigas como un caudillo bárbaro,
sanguinario y malvado.
Artigas fue un lector actualizado y
de avanzada para aquellas épocas: un sabio de las praderas. Y su afirmación
personal por la libertad de conciencia y sus mensajes e instrucciones, aun
ahora harían estallar adhesiones profundas en nuestro pueblo. Artigas fue un
criollo que supo ser reconocido como uno más entre guaraníes y charrúas. Así
como disfrutó la compañía del gauchipoeta Ansina, tuvo un ahijado y
lugarteniente en la lucha y la acción política en las Misiones Orientales y en
Corrientes: Andresito Guaycurari Artigas, cuya reivindicación continúa siendo
una deuda rioplatense.
Artigas también fue un guerrero
excepcional, que no desarrolló nunca una lucha sin tener sentido y pertenencia
a una estrategia típica de las guerras de liberación nacional y social. Provocó
gestas inolvidables como la Redota -el éxodo del Pueblo Oriental - al Ayuí, en
las vecindades de Concordia, en Entre Ríos- y también desafíos civilizatorios,
como la fundación de Carmelo, una ciudad-puerto en el nacimiento del Río de la
Plata.
Su ideario político, económico y social
resulta en muchos aspectos un llamado a la reflexión de los pueblos de América
del Sur, empeñados hoy en reafirmar sus valores. Porque, en esencia, Artigas
peleó por un mundo mejor, y sus actos, a casi doscientos años de su gobierno
desde Purificación, nos encienden la memoria de un hombre íntegro, de una
orilla y de la otra, de fronteras cambiantes, con o sin leyes… sin
claudicaciones, no vendiendo “el rico patrimonio de los orientales al bajo
precio de la necesidad.”
Su figura trasciende al Uruguay, dado
que sus principios y sus acciones lo ubican como un precursor de la Patria Grande
Suramericana junto a José de San Martín y Simón Bolívar. Y, como ellos, está
presente en los procesos de integración económica y política en América del
Sur, cuyos gobiernos cada día se parecen más a sus pueblos.
Hoy recordamos aquí a un Artigas de
carne y hueso, y evocamos la vigencia de
su obra y su ideario, en ambas orillas del Plata. La bandera que creó Artigas y
que hoy enarbolamos, fue la de la Liga de los Pueblos Libres. Artigas la llamó:
la bandera de la libertad.
Deseamos que esa bandera que hoy
honramos, y que honrarán futuras generaciones, sea un símbolo y el testimonio
de la memoria del ideario que nos asistirá en esta hora propicia para
consolidar un proyecto confederal inclusivo, igualitario y con vocación de
servir, construir y consolidar la Patria Grande Suramericana.
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